¿Sabías que… se cumplen 500 años del inicio de la primera vuelta al mundo?

Mapa primera vuelta al mundo
Hace la friolera de cinco siglos, un 20 de septiembre, se iniciaba una epopeya sólo comparable con la llegada del hombre a la Luna – de la que este año se conmemora su 50 aniversario -, cuando una expedición formada por cinco barcos zarparon del puerto de Sanlúcar de Barrameda con la intención de establecer una nueva ruta comercial con las entonces llamadas “Islas de las especias” – las actuales Islas Molucas – navegando hacia occidente, para lo cual era necesario encontrar un paso entre los océanos Atlántico y Pacífico.

Originalmente capitaneada por el portugués Fernando de Magallanes bajo mandato de la Corona Española, la primera circunnavegación de la Tierra fue completada 3 años después por sólo uno de los cinco barcos que la habían iniciado, la Nao Victoria, al mando del español Juan Sebastián Elcano, después de no pocas visicitudes.

Hoy en día, es posible dar la vuelta al planeta de forma mucho más rápida en avión, y de hecho, las alianzas aéreas ofrecen tarifas especiales que permiten hacer stopover – una estancia corta – en varias ciudades a las que vuelan sus aerolíneas asociadas. También es posible realizar tan fascinante viaje a bordo de un crucero; no requiere tanto tiempo como aquélla primera aventura – suelen durar algo más de 3 meses, si bien existe la posibilidad de realizar tramos más cortos -, y su precio no es tan elevado como cabría esperar.

Pero, ¿te gustaría saber cómo sería aquélla primera vuelta al mundo hoy en día? Pues ponte en modo marinero y acompáñame en este post al más puro estilo “ron ron ron, la botella de ron”.

La primera vuelta al mundo

En honor a la verdad, y para ser precisos con la Historia, tan épica expedición comenzó el 10 de agosto de 1519 en el Muelle de las Mulas situado en el Río Guadalquivir a su paso por Sevilla. Y los atractivos turísticos de la capital hispalense son incontables y dan para un post en exclusiva: la Catedral con La Giralda, los Reales Alcázares, la Torre del Oro, la Plaza de España, el Archivo de Indias – donde se conservan numerosos documentos de la gesta que nos ocupa -, el Parque de María Luisa, los Barrios de Triana y Santa Cruz,…

La Giralda

La Giralda

Los orígenes de Sanlúcar de Barrameda son anteriores a la antigua civilización de Tartessos que floreció en la zona, tal y como atestiguan los numerosos restos hallados en el Yacimiento Arqueológico del Tesoro de la Algaida y en el Yacimiento Arqueológico de Ébora. Y con una historia tan extensa, los lugares que atesora para ser visitados son numerosos: fortalezas como el Alcázar Viejo, el Castillo de Santiago, el Baluarte de San Salvador o el Fuerte Espíritu Santo; casas señoriales como el Palacio de los Infantes de Orleans y Borbón, el Palacio Ducal de Medina Sidonia o la Casa del Marqués de Casa Arizón; la Iglesia de Nuestra Señora de la O o el Antiguo Convento de la Merced; y un largo etcétera. Sin olvidar sus magníficas playas, las bodegas de manzanilla y jerez, o el cercano Parque Nacional de Doñana.

Doñana

Doñana

La primera parada tuvo lugar el 26 de septiembre de 1519 en Tenerife. Aquellos marinos no tendrían tiempo para hacer turismo en la isla, pero tú no deberías perderte el casco histórico de La Laguna y el Parque Nacional de las Cañadas del Teide (ambos “Patrimonio de la Humanidad” por la Unesco), los pueblos de Icod de los Vinos – donde se encuentra el Drago Milenario -, La Orotava o Masca, sus numerosos espacios naturales – con el Macizo de Anaga a la cabeza, declarado “Reserva de la Biosfera” -, la Basílica de La Candelaria, sus numerosas playas, etc. Y si viajas con niños, el Loro Parque es una visita obligada. O el Siam Park, considerado como el mejor parque acuático del mundo.

El Teide

El Teide

La siguiente escala tuvo que esperar hasta el 13 de diciembre, cuando la flotilla llegó a la Bahía Santa Lucía, donde hoy se asienta Río de Janeiro. Ellos no tuvieron la suerte de poder visitar el Pan de Azúcar – probablemente ya existiría entonces, pero no tendría la misma relevancia que en la actualidad -, el Cristo Redentor en el Cerro del Corcovado – una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno -, o las famosas playas de Ipanema y Copacabana. Si eres un auténtico forofo del deporte rey, aquí tienes un icono: el Estadio de Maracaná. Y si tu viaje coincide con su famoso Carnaval, podrás participar en la que probablemente es la fiesta más multitudinaria del mundo.

Rio de Janeiro

Rio de Janeiro

El periplo continuó hacia el sur, donde nuestros aventureros se toparon con lo que hoy conocemos como estuario del Río de la Plata, pero que ellos confundieron con un paso hacia lo que entonces se conocía como el “Mar del Sur”. Por entonces no habría nada más que selva cubriendo todo lo que tenían a la vista, pero de haber llegado en la actualidad, hubieran podido atracar en numerosas poblaciones, entre las que podemos destacar:

Buenos Aires debe conocerse a través de sus barrios: el comercial Belgrano; el colorido La Boca (con el famoso Caminito y el tango callejero); el casco histórico de Montserrat; los restaurantes y parques de Palermo; el moderno Puerto Madero; el turístico y señorial Recoleta; el pequeño y coqueto San Telmo; etc.

Buenos Aires

Buenos Aires

Montevideo siempre estuvo un poco a la sombra de la vecina capital argentina, con un cierto aire decadente. Sin embargo, en los últimos años ha despertado un importante interés turístico, gracias sobre todo a su estabilidad económica y social. No te pierdas el Palacio Legislativo, el Mercado Agrícola, el Teatro Solís o el Palacio Salvo (auténtico icono de la ciudad).
– El barrio histórico de la uruguaya Colonia del Sacramento es “Patrimonio de la Humanidad” por la Unesco, debido a la fusión de los estilos portugués y español de sus edificios.

Montevideo

Montevideo

Una vez que se dieron cuenta del error, regresaron a mar abierto y continuaron su viaje hacia el sur. El mal tiempo les obligó a buscar refugio a finales de marzo de 1520 en la bahía argentina donde hoy se asienta Puerto San Julián – donde hubo un primer amotinamiento que tuvo como consecuencia el ajusticiamiento de sus cabecillas -, una zona de alto valor medioambiental. Aquí encontramos una réplica de la Nao Victoria que actúa como museo. No fue ésta sino la Carabela Santiago la primera que se perdió al hundirse no muy lejos de allí el 3 de mayo.

Más de un mes tardaron en cruzar el Estrecho de Magallanes – entonces bautizado como “Estrecho de Todos los Santos” -, entre el Cabo Vírgenes y el Cabo Deseado, debido a la dificultad de la costa. Es esta una zona, la Tierra de Fuego – el nombre le viene por las numerosas hogueras que los hombres de Magallanes observaron a su paso y que eran encendidas por los indígenas que allí habitaban – absolutamente fascinante, con unos paisajes extremos de gran belleza, como los glaciares del Parque Nacional Alberto de Agostini, y que tiene en la ciudad chilena de Punta Arenas una excelente base para conocerla.

Estrecho de Magallanes

Estrecho de Magallanes

El 21 de noviembre de 1520 comenzó la travesía por el Océano Pacífico – que recibió ese nombre por lo calmadas que les parecieron sus aguas a nuestros protagonistas -. Y fueron sólo tres barcos, pues la Nao San Antonio se sublevó y emprendió regreso a España; puede que no alcanzaran la gloria de completar la circunnavegación – aunque algunos historiadores atribuyen a esta nave y sus marineros el descubrimiento de las Islas Malvinas -, pero se libraron de lo que vendría a continuación para el resto de la expedición. Y es que… ¡no volverían a pisar tierra firme hasta tres meses después! En todo ese tiempo, el hambre y el escorbuto diezmaron la tripulación restante. Llegaron a comer ratas, cuero e incluso serrín.

Islas Malvinas

Islas Malvinas

El 6 de marzo de 1521 por fin pudieron desembarcar en la actual Guam en las Islas Marianas – entonces bautizadas como “Islas de los Ladrones” -. En su capital, Agaña, aún hoy podemos encontrar restos de la Plaza de España o del Fuerte Santa Águeda.

Apenas diez días después llegaron a Filipinas, siendo los primeros europeos en pisar estas tierras, que pasarían a incorporarse a la Corona de España durante el reinado de Felipe II – cuando se extendió la expresión de que “en el Imperio español nunca se pone el sol”, pues poseía territorios en América, África, Europa y Asia -. Pasaron brevemente por las actuales Sámar – donde podrás visitar la Cascada del Espíritu Santo o playas como la de Panapukan -, Homonhon y Limasawa – donde se cree que se celebró la primera misa en suelo asiático de la Historia a cargo del clérigo de la expedición, Fray Pedro de Valderrama -, antes de llegar a Cebú.

Cebú, Islas Filipinas

Cebú, Islas Filipinas

La que es hoy en día la segunda ciudad más importante del país a nivel económico tras la capital Manila, ofrece al visitante varios puntos de interés, como la Calle Colón – la más antigua de Filipinas -, el Fuerte San Pedro – construido en el siglo XVI -, o la Cruz de Magallanes – erigida en el sitio donde Fray Pedro de Valderrama bautizó al rajá Humabón (caudillo local) y casi medio millar de sus súbditos para convertirlos al catolicismo, y a la que los nativos atribuían poderes milagrosos y por ello durante siglos estuvieron arrancándole pedazos -.

En la cercana Isla de Mactán, el 27 de abril de 1521, Fernando de Magallanes encontró la muerte a manos de los hombres del cacique de la misma, Lapulapu. A su sucesor, Duarte Barbosa, lo asesinarían no mucho después por orden del mismo rajá que habían bautizado poco tiempo atrás, por lo que los para entonces 108 supervivientes (menos de la mitad de la tripulación inicial) decidieron reemprender el viaje hacia las islas de las especias, no sin antes quemar la Nao Concepción que estaba en muy mal estado. Al mando de la Nao Trinidad (y de la expedición) se puso a Juan López de Carvalho, mientras que la Nao Victoria quedó bajo la dirección de Juan Sebastián Elcano. El primero fue pronto destituido y sustituido por Gonzalo Gómez de Espinosa. Estamos ya a finales de septiembre.

Tras sendas paradas en Palawan – un paraíso filipino con playas paradisíacas, y el Parque Nacional del río subterráneo de Puerto Princesa y el Parque Marino del Arrecife de Tubbataha, ambos “Patrimonio de la Humanidad” por la Unesco – y en el actual Sultanato de Brunéi – uno de los países más ricos del mundo en la actualidad, debido a sus enormes reservas de crudo y gas, y que tiene en su capital Bandar Seri Begawan uno de los templos musulmanes más bellos del mundo, la Mezquita del Sultán Omar Ali Saifuddin -, por fin el 7 de noviembre llegaron a su destino, las Islas Molucas, atracando un día después en la Isla Tidore.

Palawan

Palawan

A mediados de diciembre de 1521, las dos naves restantes tenían sus bodegas llenas de clavo y estaban listas para empezar el camino de regreso a España, pero una vía de agua en la Trinidad la obligó a quedarse en Tidore con la idea de ser reparada antes de navegar de vuelta por el Pacífico, algo que no ocurriría hasta abril del año siguiente. Le aguardaría un complicado futuro repleto de tempestades, nuevos daños y un cautiverio en un buque de pabellón portugués al que pidieron ayuda. Pero esa es otra historia.

Juan Sebastián Elcano y apenas diecisiete marinos más (varios de ellos italianos y griegos) a bordo de la Victoria, pararían brevemente en la indonesia Isla de Ambon y en Timor antes de adentrarse en el Océano Índico para, tras bordear el Cabo de Buena Esperanza y la costa oeste africana a suficiente distancia como para no ser atacados por los portugueses que la controlaban, llegar a Sanlúcar de Barrameda el 6 de septiembre de 1522. La nao estaba en tan malas condiciones que tuvo que ser remolcada río arriba hasta Sevilla, a donde llegaría dos días después en medio de una enorme expectación. Y aún tardarían un día más en desembarcar, algo que hicieron descalzos y portando unas velas, en una especie de procesión que les llevó a la Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria primero, y a la Capilla de la Virgen de la Antigua de la catedral hispalense después, para dar gracias por su retorno.

Isla de Ambon

Isla de Ambon

Esta épica gesta supuso la confirmación de la teoría de Aristóteles defendida por Cristóbal Colón de que la tierra era redonda. Pero también supuso el descubrimiento de nuevos territorios, nuevas razas, nuevas especies de fauna y flora, y el pistoletazo de salida para el comercio mundial y, por qué no, de la globalización.

Cabo de Buena Esperanza

Cabo de Buena Esperanza

¿Te hubiera gustado formar parte de este acontecimiento histórico? ¿Cuál de los lugares descritos te gustaría conocer? Aventúrate a contárnoslo aquí.

2 Comentarios

  1. Recomiendo vivamente leer el libro del Historiador y conferenciante Xavier Armendariz. Su investigación al respecto de, este impresionante viaje, nos, descubrirá el verdadero mérito de, ésta expedición. Buen artículo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *

limpiar formularioComentar entrada