Almonte

Al igual que otras localidades de la Costa de la Luz, Almonte se origina por la sucesión de civilizaciones de tartesios, fenicios, griegos y romanos. Goza de una excelente ubicación junto al Parque Nacional de Doñana, que contiene una riqueza animal y vegetal inigualable en Europa. Además, es un destino con enorme tradición religiosa que cuenta con un alto número de fieles seguidores a la Virgen del Rocío. 

La Playa de Matalascañas es con sus casi 5 kilómetros de longitud la que contiene la mayor capacidad hotelera de todo el litoral onubense. Está formada por arena fina y blanca, sobre la que se balancean unas olas idóneas para la práctica de deportes náuticos. Cubre la demanda procedente de la equipada urbanización que lleva el mismo nombre, uno de los principales focos de turismo de sol y playa de esta parte de la Costa de la Luz. 

A continuación de Matalascañas se sitúa la Playa de la Torre de la Higuera, una de las más reconocidas de Almonte por la peña que aflora en su orilla. Se trata de los restos de una de las torres almenaras que se distribuyeron por la costa onubense. Está dotada de todo tipo de servicios y es una de las más transitadas. 

La Playa del Asperillo destaca por la riqueza natural del paisaje que la compone, repleta de dunas fósiles y pinares. A través de una pasarela de madera se llega hasta ella, un imponente espacio abierto que invita al baño y a contemplar el paraje salvaje que la rodea. Para aquellos que buscan playas similares a esta deben anotar la Playa Mata del Difunto y la Playa de Castilla, donde se suele practicar nudismo. 

Esta iglesia es originaria de los siglos XV y XVI, de los cuales conserva una capilla mudéjar. Sin embargo, este templo fue remodelado entre los siglos XVII y XVIII para adoptar el estilo barroco que ahora mismo presenta en su fachada. 

Es super especial para los ciudadanos de Almonte porque cada 7 años, su patrona, la Virgen del Rocío, se traslada a esta iglesia desde la Ermita del Rocío para pasar una estancia que dura 9 meses. 

La aldea de El Rocío pertenece a Almonte y está compuesta por un pequeño conjunto de casas bajas y blancas que giran en torno a la ermita que lleva el mismo nombre.  

La parte más destacada de esta pedanía es la Ermita de El Rocío, el hogar de la Blanca Paloma, que recibe miles de visitas al año, sobre todo por los más devotos de la religión católica durante la celebración de su romería, declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional en 1965. 

El enclave en el que está situada es hermoso, junto a las marismas que dan la bienvenida al Parque Nacional de Doñana, un entorno donde además se practican actividades ecuestres, muy ligadas a la tradición “rociera”.