Empire State Building

Sin duda uno de los iconos neoyorkinos, el Empire State Building está ubicado en pleno corazón de la ciudad, concretamente en el Midtown de Manhattan. Este impresionante edificio cuenta con 102 pisos y 381 metros de altura (443 metros si contamos su antena), siendo considerado uno de los edificios más queridos de la ciudad.

Ocupa el lugar en el que anteriormente estuvo el Waldorf-Astoria Hotel, que fue vendido a John Jacob, creador y fundador de la compañía General Motors. Su construcción se realizó a gran velocidad, a razón de 4 pisos y medio a la semana, por lo que su construcción se terminó en apenas 1 año y 45 días. 

Fue inaugurado en 1931 en plena crisis económica, por lo que el arrendamiento de sus oficinas no fue tarea fácil: sólo se ocupó el 25% de ellas, razón por la cual para muchos se ganó el apodo de “Empty State Building”, por lo vacío que estaba. 

El mayor desastre en la historia de este edifico tuvo lugar el 28 de julio de 1945, cuando un bombardero del ejército americano, debido a la densa niebla reinante ese día, se estrelló contra la fachada del edificio entre las plantas 78 y 79. Este accidente desgraciadamente causó 14 muertos, 26 heridos y daños por valor de 1 millón de dólares.

Durante 42 años ostentó el récord de edificio más alto del mundo. Antes de él lo había hecho el Edificio Chrysler, que sólo pudo presumir de altura durante 11 meses. Ambos comparten estilo, art decó, y ambos presumen de tener unas maravillosas vistas de Nueva York. Aunque nuestro protagonista, el Empire State Building, dispone de dos observatorios abiertos al público, en los pisos 86 y 102, que casi nos permiten soñar que es posible tocar el cielo, además de disfrutar de una de las mejores vistas de la ciudad que nunca duerme. 

Y es que, desde las terrazas del Empire State, es imposible no enamorarse ante una panorámica 360º de la ciudad. Si diriges tu mirada hacia el sur, toparás con el Edificio Flatiron en la intersección de la 5ª Avenida con Broadway. Más allá, te encontrarás con los rascacielos del Distrito Financiero, el impresionante y colosal One World Trade Center - que se iza majestuoso donde antaño lo hacían las Torres Gemelas - y el Río Hudson. Más allá, a lo lejos, y como si de un juguete se tratase, la Estatua de la Libertad pondrá la guinda a una vista perfecta.    
 

Gracias a su altura es la verdadera estrella del skyline neoyorkino. Todas las noches, las 31 plantas superiores se iluminan con distintos colores que representan las estaciones del año o festividades o conmemoraciones especiales, lo que podrás contemplar si estás dando un paseo por la zona. Las visitas pueden realizarse tanto de día como de noche, y son una verdadera maravilla: ver la ciudad desde las alturas, con la puesta de sol, o ver como las luces van apareciendo poco a poco, es algo realmente mágico.