Old Course Hotel Golf Resort & SPA

Comentarios destacados

• A3676LXangela

  05 mayo 2017
  Mágico

  Me he alojado unas siete veces en este maravilloso lugar, porque es algo más que un hotel, un "lugar" que te transporta a un sinfín de sensaciones diferentes si escoges una de sus habitaciones con vistas al campo de golf. Y es que los amantes de este deporte tienen aquí su "espacio", sin duda lo máximo en viajes de golf. Un paseo por la historia, un paseo por el tiempo mientras sueñas con ser el próximo ganador de un Open acurrucado en sus gloriosas camas acolchadas. Como hotel nada que decir porque es perfecto. En el lobby te esperan para guardar tu bolsa de palos, ya no te tienes que preocupar de nada puesto que siempre estará lista a la hora que ordenes. Un olor inconfundible impregna todas las salas, me gusta. Hay un pre-desayuno a partir de las 5:00 AM muy cuidado, con bollería, zumos, café etc.., si por el contrario desayunas en el hotel, el lugar es maravilloso, en la última planta con unas vistas increíbles al Old Course, atención perfecta, tostadas perfectas, zumos, cocina, bollería. Excelente. Te aconsejo las suites para alojarte con vistas al campo. Cada habitación lleva un nombre de un jugador famoso, ganador de un Open. En esta ocasión me toco la Gary Player. Salón con TV, 3 ventanas con vistas al Campo, balconcito, Dormitorio: cama king size mullida, buenas sábanas, gran tv, armarios vestidores. Baño: aplio, 2 pozas, gran presión de agua, ducha y bañera separadas, productos de jabón excelentes, albornoz y zapatillas, las toallas grandes y suaves. Puedes ordenar, tee times, traslados, cursos etc.. al concierge, siempre dispuestos. El SPA es magnífico y el espacio suficiente. Para comer recomiendo el Jigger Inn, el pub del hotel junto a la calle del 17, el interior no es muy grande hay pocas mesas y pequeñas, pero hay una terraza exterior excelente. Recomiendo su hamburguesa sin lugar a dudas. El bar del hotel se encuentra en la última planta, gran surtido de whisky, piano, chimeneas mientras una vista del Old course te deleita. Buen sandwich club. Al lado del bar está la terraza exterior donde una vista panorámica de St. Andrews te espera. Echo de menos alguna estufa exterior. Para una cena en el restaurante principal, the Sands, recomiendo el Steak y unos quesos de postre junto con un buen vino francés. Desde el lobby a la derecha accedes a un pasillo con tiendas desde donde accedes al SPA y acaba con la tienda de golf interesante. Al otro lado otro pasillo con cuadros en blanco y negro espectaculares y grandiosos donde la historia del golf se hace viva. Merece la pena verlo, desde aquí se acceden a salones privados, banquetes etc.. Espero que os sirva. En mi caso, espero volver cuanto antes. Tan solo de recordarlo tengo los pelos de punta. No os lo perdáis.

  

• Martinamiamor

  17 agosto 2017
  Hotel espectacular, mejor atención

  Habitaciones amplias, magníficamente equipadas, como corresponde a un hotel de su categoría. Las vistas del hotel son las mejores al Old Course. Me comuniqué perfectamente gracias a la buena voluntad e imaginación del personal del hotel. Una experiencia culinaria increíble

  

• meriluis2016

  30 agosto 2017
  Imprescindible para amantes del golf.

  Es un hotel sensacional para ir si eres aficionado al golf, aunque no tengas reserva para jugar en el Old Course. Desde algunas de las habitaciones (si las pagas) tienes vistas al mítico campo. Por fuera es un edificio sin gracia pero por dentro es clásico y muy bonito. Con personal muy amable. Bastante grande con un muy buen spa. No está súper céntrico pero llegas a la calle principal andando 10 minutos y a cambio, además de al campo, tienes vistas al mar.

  

• tonibra

  11 septiembre 2017
  Para amantes del golf con aroma britanico

  Perfecto hotel para aficionados al golf con la exquisitez y refinamiento britanico q no te deja indiferente. Impresionantes vistas al campo y la playa. Trato distinguido, experiencia para repetir. Indispensable para amantes del golf

  

• joserda

  22 abril 2018
  Regalo del cielo

  Al momento de organizar nuestro viaje a Edimburgo (marzo 2017), una de las premisas era ir a visitar La Catedral del Golf y como buen golfista al pisar esta cancha no se puede describir lo que se siente (vale recordar que es un campo público), incluso con mucho cuidado fui caminado por el borde del hoyo 18 y me pude sacar una foto en el famoso The Swilcan Bridge, la historia de este lugar lo amerita, incluso pude pegar un putt en el green de este hoyo por gentileza de unos caballeros que estaban terminando la vuelta. Con esta visita ya estaba super hecho.