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Pocas ciudades pueden reunir tantos atractivos como la capital andaluza. La ciudad es en sí misma una combinación difícil de igualar, rica en historia, monumentos de interés y rincones con un encanto especial, conformando uno de los lugares con más personalidad de toda Andalucía.

La gran importancia histórica que tuvo la ciudad durante siglos, unido a la sucesión de civilizaciones que pasaron por el territorio andaluz, dio como resultado un gran legado arquitectónico y cultural que componen uno de los centros históricos más ricos de Europa, y nos atreveríamos a decir que del mundo. Si a esto le sumas que el sol rara vez para de brillar, el carácter alegre de los sevillanos y una rica gastronomía, las posibilidades son infinitas, y visitar Sevilla se convierte prácticamente en un placentera obligación.

¿Qué ver en Sevilla?

En lo que a patrimonio cultural se refiere, no  podemos dejar de visitar la Torre del Oro (en la orilla del Río Guadalquivir), el Barrio de Santa Cruz, el Barrio de Triana, y el conjunto de la Catedral - construido sobre la antigua mezquita musulmana, cuenta con la famosa Giralda y el Patio de los Naranjos, entre otros elementos de interés -.

También es muy interesante pasar por el Archivo de Indias, donde se puede comprobar la gran importancia de la ciudad en la época colonial tras el descubrimiento de América. Otra actividad muy popular es coger una barquita y admirar la Plaza de España de una manera diferente, y después pasear por el Parque de María Luisa, auténtico pulmón verde de la ciudad.

Pero sin duda, la joya de la corona son los Reales Alcázares, con su maravillosa arquitectura y jardines que datan de la Edad Media. Se trata del Palacio Real en uso más antiguo de Europa. Aunque en realidad no es uno sino un conjunto de palacios y jardines rodeados de una muralla de una belleza extrema.